Importante y loable esta iniciativa, que parte de EH Bildu, de asumir un debate serio sobre los aspectos que rodean al final de la vida.
Pero para que este debate responda a realidades y no a escenarios utópicos es preciso una gran dosis de pragmatismo y de que cada proposición, plan o proyecto que de él se deriven, se acompañe de los recursos materiales y humanos para poder ponerlos en práctica.
De entrada el debate sobre la eutanasia, sabiendo de antemano que es un tema sobre el que el Parlamento Vasco no tiene ninguna capacidad de legislar ni regular, no se antoja muy realista
La propuesta tiene el objetivo de regular los derechos que corresponden a las personas en el proceso del final de su vida y las obligaciones del personal sanitario que atiendan a estos pacientes. También se pretende concretar las garantías que deben proporcionar las instituciones a los ciudadanos en el proceso del final de sus vidas.
El texto recopila en un mismo marco legislativo aspectos como el derecho del paciente a rechazar las intervenciones propuestas o la obligación de respetar el Documento de Voluntades Anticipadas -en el que una persona puede dejar fijadas instrucciones sobre su tratamiento médico--, sobre las que no existe una regulación específica.
Esperemos que el resultado sea una ley clara que recoja las expectativas creadas, garantice los derechos de los pacientes, impulse el despliegue de los cuidados paliativos (más allá del enfoque meramente sanitario), proporcione seguridad a los profesionales en su labor y no se limite a una conclusión algo similar a "El parlamento insta al Gobierno Vasco a regular todas las facetas en torno al final de la vida para propiciar una muerte digna" pues ara resultados de este tipo no hacen falta leyes.
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