Cierto que llevamos una semana un tanto aciaga con el programita de marras al que la vuelta de vacaciones le tiene un poco atolondrado y que los farmacéuticos se han mosqueado un poco porque con las cosa de comer (los dineros) no se juega.
Pero ciertamente que el tema no pasa de una tormenta de verano de esas que estos días atruenan nuestros cielos, que nos deja un chaparrón pero enseguida escampa.
Lo que no es tan gracioso es que se quede colgado Osabide porque ya no podemos vivir sin el y si se para, se nos para el corazón. Osabide , mon amour
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