Ya sabéis. Es irremediable. Cada época, cada estación, cada mes diría yo, tiene su temática preestablecida y es inevitable que cada actor recurra a su tópicos, una y otra vez.
Si repasáramos las hemerotecas, a algunos les tendría que dar un poco de vergüenza constatar la poca originalidad en los mismos temas.
Uno de los superéxitos del verano, es como bien dice el Consejero, el Chiringuito de Georgie Dan. (hay que reconocer que el Consejero tiene una vena irónica que a mi me mola pero que al Satse no le hace mucha gracia)
Uno de los temas estrella es, sin duda, verano tras verano, el cierre de camas hospitalarias. Y este verano no puede ser una excepción. La gran diferencia con los otros temas musicales del verano es que en esta canción la letra es una verdad como un templo. Se cierran camas y se cierran agendas de las consultas externas y ambulatorias de los compañeros del segundo nivel. Porque también es innegable que disminuye la actividad y la presión asistencial a todos los niveles.
Otro tema es si los ajustes son los que deben ser, son excesivos o se podrían ajustar aun mas.
Y es aquí donde cada cual se mueve, con mejor o peor estilo, al ritmo de la canción del verano. Y digo yo (es una propuesta) que como ya sabemos que en el 2015 la canción va a ser la misma, los bailarines se podrían esmerar y aprender a bailarla con un poco mas de salero y, ya que será inevitable volver a escuchar la canción, que al menos la coreografía nos entretenga un poco y que el discurso esté dotado de una capacidad de análisis mas profunda, de datos correlacionados, de sesudos estudios de impacto en salud y todas esas zarandajas
Pero ya se sabe que esto no será posible porque la misión de la canción del verano no es ser una canción con mensaje sino puro entretenimiento
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