sábado, 1 de marzo de 2014

El retorno al hogar del hijo pródigo


Encontrábame en mi silencioso retiro algo inquieto y desasosegado a la vez que satisfecho por la medida adoptada de tratar mi constipación intelectual a base de una dieta intensa (pan y agua y poco más) al comprobar que tras un mes escaso, el cuerpo y la mente me vuele a pedir una vía natural de evacuación fisiológica de los detritus que mi mente va acumulando.

Pero en todo proceso de curación suele existir un punto de catarsis en el que el paciente nota como su estado general pasa de la convalecencia al periodo de franca recuperación

En mi caso ha sido encontrarme con esta respuesta de Google


Y ahí se me encendió la luz. Decidí pedir asilo a mi buena amiga Lis en este su espacio que estaba muertecito desde junio del 2009. El lugar es ideal. Un páramo oculto donde volver a recuperar la ilusión y la fortaleza mental, lejos de las miradas de la gente, oculto a la vez que público. Una de esas situaciones que tanto me gustan. Sin hacer difusión de su presencia ... hasta que me pillen in fraganti y entonces ya veremos

Gracias Lis por permitirme usarlo y volver a resucitar este clásico Osakidetza.info que por razones de la vida ha sido "usurpado" por la oficialidad, registrado el dominio para que los extraños no nos convirtamos en protagonistas ajenos e inmerecidos de lo que la "establishment" ha creado.

Como ya hiciera McArthur, he vuelto, pero en un tono tranquilo. Más como terapia personal que como azote de la humanidad. Más como tratamiento de desintoxicación de los residuos mentales que como alarde de pensamiento excelso.

Y gracias a Google por mantener a este blog en esa privilegiada posición tras tanto años de ausencia, cuando el personal quiere recabar información de la mayor empresa del País Vasco aunque no me limitaré solo a ella ya que, a pesar de que a algunos os sorprenderá, hay vida más allá de Osakidetza.

He aprovechado para repasar algunos de los antiguos post que mi querida Lis escribía, en este su espacio, hace casi 5 años. Jo, Lis, que buena eras. A ver si sales pronto del frenopático y escribimos las cosas a cuatro manos

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