jueves, 2 de junio de 2016

Al Hos­pi­tal de San­ta Ma­ri­na


A tra­vés de es­tas lí­neas la fa­mi­lia de Pau­la Ro­ble­do Fer­nán­dez que­re­mos de­jar pa­ten­te el re­co­no­ci­mien­to a una la­bor ex­cep­cio­nal que se rea­li­za día a día en el hos­pi­tal de San­ta Ma­ri­na. Un hos­pi­tal que co­men­zó su an­da­du­ra en 1930 pa­ra tra­tar una en­fer­me­dad tan du­ra en aque­llos tiem­pos co­mo fue la tu­bercu­losis, un hos­pi­tal al que por su an­ti­güe­dad y su his­to­ria le pre­ce­de una fa­ma que no se ajus­ta pa­ra na­da a la reali­dad. A pe­sar de nues­tros te­mo­res y nues­tro re­cha­zo en un pri­mer mo­men­to al in­gre­so de nues­tra ma­dre allí, po­de­mos de­cir al­to y cla­ro que nun­ca pu­do es­tar me­jor, el per­so­nal es un per­so­nal pre­pa­ra­do y so­bre to­do con una vo­ca­ción ex­tra­or­di­na­ria que tra­ba­ja pa­ra ali­viar el su­fri­mien­to del pa­cien­te y de la fa­mi­lia en es­te tran­ce. Nues­tra ma­dre in­gre­só en la 5ª plan­ta, en cui­da­dos pa­lia­ti­vos, y des­de el prin­ci­pio se nos ex­pli­có el es­ta­do de la mis­ma con un mi­mo y un res­pe­to in­creí­ble. Se nos di­jo que iban a ha­cer to­do lo po­si­ble pa­ra ali­viar su su­fri­mien­to y así fue. Des­pués de se­ma­nas de ago­nía y do­lor allí lo­gra­ron que pa­sa­ra su pri­me­ra no­che sin an­gus­tia. Re­co­no­cer pú­bli­ca­men­te el tra­ba­jo de las en­fer­me­ras, que le ha­bla­ban con dul­zu­ra ca­da vez que ve­nían pa­ra cam­biar­la, que nos mi­ra­ban y nos trans­mi­tían tran­qui­li­dad en mo­men­tos tan du­ros; la doc­to­ra, que se preo­cu­pó día a día pa­ra que su­pié­ra­mos en to­do mo­men­to el es­ta­do de nues­tra ma­dre y que nos apo­yó du­ran­te to­do la des­pe­di­da; la psi­có­lo­ga que con su dul­zu­ra in­ten­tó pre­pa­rar­nos pa­ra la mar­cha de nues­tra ma­dre. No ten­dre­mos pa­la­bras su­fi­cien­tes pa­ra agra­de­cer los cui­da­dos tan ex­tra­or­di­na­rios que le dis­teis a nues­tra ma­dre y a no­so­tros mis­mos. Gra­cias por per­mi­tir que su mar­cha fue­ra arro­pa­da en to­do mo­men­to por sus hi­jos y que és­ta fue­ra con au­sen­cia de su­fri­mien­to pa­ra ella. Gra­cias por esas mi­ra­das, esos abra­zos y esos cui­da­dos con­ti­nuos de es­tos días. Siem­pre se di­ce que la me­di­ci­na tie­ne que ser una ca­rre­ra por vo­ca­ción y en el ca­so del hos­pi­tal de San­ta Ma­ri­na po­de­mos de­cir bien al­to, por­que lo he­mos vi­vi­do en pri­me­ra per­so­na, que tra­ba­jan per­so­nas muy cua­li­fi­ca­das, muy pre­pa­ra­das pe­ro so­bre to­do con una ca­li­dad hu­ma­na que es de agra­de­cer siem­pre. Gra­cias de co­ra­zón a to­do el per­so­nal del hos­pi­tal San­ta Ma­ri­na que aten­dió y nos arro­pó des­de el in­gre­so has­ta su mar­cha.

HI­JOS DE PAU­LA GON­ZÁ­LEZ RO­BLE­DO (El Correo 30/5/16)

3 comentarios:

J_gutierrez_1959@hotmail.es dijo...

Buenos días:
Queremos agradecer a todo el personal del hospital de Santa Marina y sobre todo a los de la planta 1ª y 5ª que estuvo mi madre Baltasara Puente por la atención que ha tenido en su estancia en el centro.
Esto va dirigido desde el personal de limpieza hasta el personal médico.
Gracias y muchas gracias.

J_gutierrez_1959@hotmail.es dijo...

Buenos días:
Queremos agradecer a todo el personal del hospital de Santa Marina y sobre todo a los de la planta 1ª y 5ª que estuvo mi madre Baltasara Puente por la atención que ha tenido en su estancia en el centro.
Esto va dirigido desde el personal de limpieza hasta el personal médico.
Gracias y muchas gracias.

Unknown dijo...

Mi tía(era como mi madre)fue allí,a paleativos, después de tres meses de sufrimiento sin que nadie le aliviase el sufrimiento,por fin la mandaron allí,donde solo puedo agradecer a todo el personal y en especial a Begoña,que se portó a la altura y fue de mucha ayuda incluso para mi hermana y para mí.
Gracias por todo