jueves, 26 de marzo de 2009

Somos Tontos?

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No sé, si somos tontos o incopetentes o las dos cosas a la vez. Lo que está claro es que si no lo somos, se lo parecemos a este psicólogo, Santiago Mario Araña Suárez, que ha realizado un estudio que el Ministerio de Trabajo ha publicado con el título 'Diagnósticos y Prescripciones en Salud Mental, Atención Primaria e Incapacidad Laboral Temporal', financiado por la Secretaría de Estado de la Seguridad Social. En el mismo se ponen de manifiesto los 'déficits pronunciados' de los Médicos de Atención Primaria en el campo de la salud mental relacionados con la ILT.

Sólo nos queda la esperanza de que los datos de Euskadi no están recogidos, pero me temo que el criterio es el mismo para todos.

Para que os animeis un poquito:

A la vista de los datos analizados en este Programa, los resultados sugieren la posibilidad de establecer las siguientes CONCLUSIONES:


1.- Los datos analizados permiten confirmar la existencia de un déficit entre los Médicos de Atención Primaria para la detección, diagnóstico y abordaje de la Psicopatología o Salud Mental. Contrariamente a lo esperado, estas deficiencias no se circunscriben de forma exclusiva a la Psicopatología, sino que afectan a la Prescripción de Fármacos, y a las propias concepciones de que disponen los Médicos de Atención Primaria. Y son de aplicación, con repercusión, para el resto de la actividad profesional de carácter orgánico, en aquellos otros tipos de enfermedades donde la presencia de influencia psíquica pudiera no estar presente de forma determinante.


2.- Este hallazgo permite afirmar que la relación de estas carencias con el número y duración de los procesos por Incapacidad Laboral Temporal, es estimable.



Como propuestas de intervención que se sugieren para reflexión y mayor consideración:


Una.- Cabría pensar en la necesidad de adoptar medidas para mejorar la idoneidad de los profesionales que actualmente dispensan Bajas por Incapacidad Laboral Temporal en asuntos de Salud Mental.


Dos.- Desde una perspectiva estrictamente sanitaria, cabe reflexionar en el impacto económico que está generando la falta de resolución de los problemas de Salud Mental de la Población, para el conjunto de la Sociedad. Programas Formativos que suplan los déficits concretos mostrados, tanto para la población sanitaria, como empresarial, Administración y población general, resultan de urgencia.


Tres.- Aún desde una mera perspectiva económica, parece confirmarse la necesidad de que en todo los asuntos relacionados con la Salud Mental de la Población que Trabaja, intervengan tanto el Ministerio de Trabajo, como las Entidades Empresariales y Sindicales, a niveles de decisión que pudieran superar las responsabilidades exclusivas actuales del Ministerio de Sanidad.


Cuarto.- Respecto al perfil profesional, los datos presentados avalan la necesidad de efectuar cambios inmediatos en los Centros de Atención Primaria para optimizar este funcionamiento actual, donde el Médico de Atención Primaria necesita compensar su cualificación con formación en Terapia de Conducta y Psicofarmacología, compartiendo su nivel de intervención, de forma interdisciplinar con otros profesionales: Psiquiatras con formación complementaria en Terapia de Conducta, Psicólogos cualificados con formación en Clínica, Terapia de Conducta y Farmacología.


Cinco.- Existen datos suficientes para estimar amortizados estos cambios que se proponen para Atención Primaria, no sólo por la garantía de retorno de la inversión, sino por la previsible incorporación de beneficios y mejoras, económicas, en la calidad de vida, la calidad del trabajo, la mejoras en la relación y en el bienestar general de la población.

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