lunes, 8 de enero de 2018

Humanizar las formas deshumanizando el fondo


El estado ha aplicado el 155 en Euskadi. Y lo ha hecho desde la difícil dualidad de declarar inconstitucional las medidas para paliar la in-humanización que supone dejar a personas, sin derecho a tener una asistencia médica. Vamos, que no consienten que otros puedan paliar sus políticas que comportan una clara injusticia social al insistir que no se atiendan a “a aquellas personas excluidas del ámbito de aplicación de la asistencia sanitaria con cargo a fondos públicos a través del SNS por no tener la condición de asegurados ni de beneficiarios del mismo"

Y todo por un conflicto de competencias que tiene como resultado una situación de des-humanización con respecto a un colectivo, que por cierto, no son causa de ninguna quiebra del sistema. Son como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer.



Y esta situación convive con una corriente que pretende a través de proyectos, planes, charlas, acciones, reactivar la Humanización en la Asistencia Sanitaria. 

Entre ellos, me llama poderosamente la atención el Plan de Humanización de la Asistencia Sanitaria 2016-2019 de la Comunidad de Madrid, dirigida por los mismos, que niegan la asistencia “a aquellas personas excluidas del ámbito de aplicación de la asistencia sanitaria con cargo a fondos públicos a través del SNS por no tener la condición de asegurados ni de beneficiarios del mismo"

Por cierto, una reflexión al respecto de esta tendencia de la humanización de la asistencia sanitaria. ¿Tan bajo hemos caído los profesionales sanitarios para tener que recuperar la Humanización de nuestra actividad respecto a los pacientes? ¿No debería ser tan consustancial a nuestra actividad que sin ella no sería asistencia sanitaria?

Y dicho esto, admitir que la(s) excepción(es), aunque fueran muchas, nunca deberían ser la norma

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