lunes, 6 de noviembre de 2017

Estratificando con el dedo (FINGER) con lábel vasco



Ahora parece que el esfuerzo que se hizo en estratificar a la población siguiendo los modelos americanos nos están resultando complejos y sobre todo caros ya que las licencias no deben ser baratas precisamente. En boca de sus expertos "a veces resultan difíciles de comprender para los médicos o para los gestores". Hombre, que nos resulte complejo a los médicos lo entiendo, ya se sabe que, al menos los que trabajamos en primaria, tenemos muchas limitaciones y este tema no iba a ser menos. Pero que les resulte complejo a los gestores me ha dejado sorprendido, no, lo siguiente. Sobre todo cuando han sido ellos los promotores de la iniciativa.

Así que me decanto por pensar que es más una cuestión económica, que eso de las pelas por licencias es un saco sin fondo. Así que hemos cogido a los expertos locales y hemos desarrollado un programa que haga lo mismo, pero ajustado a nuestras características, que entienda nuestras variables y que no nos cueste tanto dinero, ya que una vez desarrollado lo amortizamos en un plis plas y si lo vendemos a otras CCAA, pues estupendo.

El nuevo programa, con K de kalikatea y lábel vasco, se llama FINGER (Formación e Identificación de Nuevos Grupos de Estratificación de Riesgo). Como os quedais. 



Sí, ya sé que lo conocéis todos y que yo he sido el último en enterarme, pero más vale tarde que nunca.

Hemos desarrollado un instrumento (FINGER) más fácil de entender, intuitivo, y que a pesar de su simplicidad no pierde demasiada capacidad explicativa respecto a los modelos americanos. Además, dado que se ha desarrollado aquí, no tendría costes de licencia

Los modelos predictivos, por sí solos, “no mejoran la salud de las personas, ni evitan hospitalizaciones, ni disminuyen los costes, a menos que se acompañen de planes de intervención”. La aplicación de un sistema como FINGER y los subsiguientes planes de intervención podría proporcionar “una mejor atención, mejores cuidados, menos hospitalizaciones y menos descompensaciones. Y, lógicamente, si se utilizan menos los hospitales y las unidades de cuidados muy complejos, el coste se reducirá”. Pero el objetivo del sistema es proporcionar una mejor atención, “la reducción del gasto sanitario es una consecuencia de dicha aplicación”

Ahora solo falta que lo implanten y que cuando vea el triangulito de marras, (no sé si seguirá o lo cambiarán por algún que otro símbolo más del lugar, un lauburu, por ejemplo) de verdad me aporte algo más práctico, más de ayuda, que la actual estratificación. Porque para saber que Manolo o María están malitos, son pacientes complejos y que con ellos, en cuanto muevo una pieza se me tambalea todo el tinglado, no me hace falta un triangulito rojo que me lo diga.

Pero lo que no va a solucionar este sistema de estratificación ni ningún otro es lo que se argumenta como justificación de esta iniciativa "Con frecuencia, se observan situaciones de falta de coordinación: se duplican algunas pruebas y se omiten otras, se producen interacciones entre los medicamentos que se les recetan y se les proponen planes de cuidados muy complicados, difíciles de comprender para el paciente. Todos conocemos situaciones de pacientes a los que ven muchos especialistas al cabo del año y, a veces, es imposible seguir las recomendaciones de todos"

Por si a nadie se le ocurre, la solución a este problema se llama Atención Primaria potente

1 comentario:

Pedro Valdés dijo...

Amén. Sigo sin ver dónde está la conexión irrebatible entre los venerados sistemas de estratificación y la mejor atención y coordinación, menos hospitalizaciones y descompensaciones, mejor utilización de recursos y reducción de costes, y planes de cuidados fáciles de comprender para el paciente....si los servicios y profesionales no hacen nada diferente, y los gestores no impulsan los cambios necesarios en las intervenciones sanitarias.