lunes, 31 de julio de 2017

A pediatría de Cruces


Puede sonar raro, pero uno puede recibir el alta médica y salir de un hospital con cierta sensación de pena. A nosotros nos acaba de pasar. Dejamos el Hospital de Cruces después de dos días con nuestro bebé ingresado por una laringitis, y cuando nos hemos acercado al control de enfermería a decir adiós, no hemos podido evitar el nudo en la garganta. El trato recibido estos días ha sido inmejorable. En lo profesional, desde luego, pero sobre todo en lo humano. Pediatras, enfermeras, auxiliares y celadores que nos han hecho sentir seguros y acompañados. Gente empática y simpática, llena de mimos y comprensión a la hora de acercarse a los bebés, que acaban buscándoles más que temiéndoles. Gente que merece uno y mil reconocimientos públicos. Cuando Bruno crezca le contaremos esta anécdota haciendo hincapié en lo fundamental que es nuestra sanidad pública. No permitamos su deterioro. Cuidémosla como ella nos cuida a nosotros.

ALEJANDRA MARTÍNEZ

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