jueves, 29 de septiembre de 2016

Una combinación cuidadosa entre el zoom y el gran angular




Comentaba algunas cosas que el médico de familia puede entender mejor que el especialista, y una médico de familia me regañó: "Nosotros también somos especialistas". Yo ya me entendía, los contraponía al especialista que lo es en un trozo de cuerpo. Pero lo que me dijo puso nombre a lo que echo de menos en el mundo en general: especialistas en la globalidad. Para que no se haga realidad la broma que dice que el experto cada vez sabe más sobre menos hasta que un día ya lo sabrá todo sobre nada.

Como defensor de las actitudes y miradas que tienen en cuenta los contextos y como promotor de una nueva organización más integral de la atención a las personas, me enamora la idea del especialista en la globalidad. Los trabajadores o educadores sociales saben que la gente en situaciones vulnerables requiere acciones coordinadas. A favor, pues, del especialista de cabecera. A favor de lo que es experto en entender la cantidad de factores que intervienen en cada problema y, por tanto, en cada solución. Y a favor también del experto-experto, el especialista en la parcialidad, lo que profundice mucho en poco, que es imprescindible y debe ser buenísimo, porque profundizando en poco también se puede hacer mucho, siempre que tengas alguien que te recuerde que estás atendiendo sólo un fragmento, y que necesitan la armonía y el equilibrio para garantizar que arreglar algo no estropea otra. De esta cooperación y mirada holística, de una combinación cuidadosa entre el zoom y el gran angular, de una convivencia respetuosa y dual entre especialistas en trozos y especialistas en globalidades, pueden salir fragmentos de soluciones que, debidamente encajadas en un rompecabezas mayor, vayan solucionando cada vez más cosas. Lo dejo escrito con el riesgo de que el artículo no acabe de entender por demasiado especializado, o por demasiado generalista.

Carles Capdevilla (Traducción de Google)

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