jueves, 23 de abril de 2015

Brillantes profesionales




Hace 6 años diagnosticaron a mi padre, Eugenio Gómez Acuña, de un cáncer de pulmón avanzado y solo susceptible de tratamiento paliativo. Desde entonces, él y la familia hemos tratado con múltiples profesionales de

los que no tenemos más que palabras de agradecimiento: la oncóloga (Dra. Intxaurbe), auxiliares y enfermeras de las consultas externas de oncología, de radiología, el centro de día... Pero sin duda nuestro eterno agradecimiento será para su equipo de atención primaria: el doctor Javier Urraca y la enfermera Charo González de Zárate. Ellos han hecho de su profesión un arte, entendiendo por arte aquel trabajo que se realiza con profesionalidad, pero con una gran pasión y humanidad. Ellos han conseguido que toda la familia estuviese informada y atendida sanitariamente durante la enfermedad, y en estas, durísimas, dos semanas, arropados en el proceso final. El morir, como el resto de la vida, es un proceso natural, pero en una época tecnológicamente avanzada todo parece posible, incluso vencer a la muerte. Este gran equipo ha ayudado a una familia normal a asumir su rol en la enfermedad, a sentirse confiados en el tratamiento y la asistencia sanitaria domiciliaria, de tal forma que finalmente mi padre falleció en su cama, con su familia, pero con toda la asistencia sanitaria de un gran hospital. No tenemos más que palabras de gratitud. Nos hemos quedado sin un ser querido, pero gracias a su atención y disposición, nunca hemos pensado en otra cosa que la atención domiciliaria por su médico y su enfermera, los que lo conocían, los que lo habían visto deteriorarse y los que, desde luego, conocen su oficio y ofrecen todo, y más, en aras de un tratamiento, y muerte dignas. Nunca será suficiente, gracias.

FAMILIA GÓMEZ RAMO (El Correo 23/04/2015)

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