jueves, 28 de diciembre de 2017

Hospital de Cruces, capital de Europa



No voy a relatar mi periplo por el hospital de Cruces, porque sería largo, pero sí voy a contar y destacar lo que me he encontrado. Después de un mes de ingreso, he tenido tiempo de observar, analizar y valorar lo que ha ido sucediendo. Mi salud se quebró de forma precipitada y me vi en Cruces una noche trasladada por la UVI móvil. Desde el momento de llegar hasta la intervención posterior, diagnóstico y tratamiento, tengo que destacar la rapidez de sus profesionales, coordinación, implicación, etc.

He visto trabajar con auténtica responsabilidad y vocación, sin olvidarse de la humanidad. Doctor Voces, cirujano del corazón, no tengo palabras; doctora Boado, tu humanidad; en medicina interna, doctor Erdozain y su equipo, eficacia, meticulosidad; equipo de enfermería y auxiliares, tanto de coronarias como de la UCI, que durante el día me habéis cuidado, lavado y atendido con esmero; celadores que me ayudabais a levantarme cada día con una sonrisa; servicio de limpieza que hacía brillar cada tubo que rodeaba mi estancia. Y seguro me dejo muchas personas.

Mi llegada a la planta de Cardilogía fue como poner un pie fuera, allí también el buen hacer de sus profesionales hizo más llevadera mi estancia. A todos ellos mi agradecimiento y reconocimiento.

Tenemos una sanidad de la que debemos sentirnos orgullosos, valorarla, cuidarla y, sobre todo, respetar a todos y cada uno de los que forman parte de ella. Es tan sencillo como perder la salud para comprobarlo. Por eso, si Bilbao es la capital del mundo, el hospital de Cruces es mi capital de Europa.
  • NIEVES SASTRE PÉREZ

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