jueves, 12 de octubre de 2017

Echando en falta la Pedagogía Institucional


Carta en el periódico el Correo del 27 de septiembre de 2017. 

Noelia (Bilbao). Una mujer indignada y enfadada (como se autodefine) escribe:

Soy una mujer de 40 años, usuaria del Servicio Vasco de Salud (Osakidetza), que no hace mucho acudió a su revisión ginecológica anual. Me recibieron de forma educada y correcta como siempre, y comenzamos con dicha revisión: peso, estatura, actualizar el historial con datos como el número de embarazos y de partos, tensión arterial y medicación habitual. Y hasta aquí todo bien. Pero, y aquí viene lo ‘malo’, eso fue todo. Por si lo estáis pensando, sí, eso también puede hacerlo tu médico de cabecera.

Ante mi extrañeza les comenté que el año anterior tampoco me habían hecho la ecografía y la respuesta fue que ya no se hacían; y procedieron a darme un folio donde se explicaba el programa de detección precoz del cáncer de mama y del cáncer de cuello de útero.

Para quién no lo sepa, éste programa consiste en:

1. El ginecólogo ya no te hará una exploración mamaria cuando acudas a la revisión anual sino que te realizará una mamografía de ambos pechos cada dos años. Esto será a partir de los 50 años (40 si tienes antecedentes familiares).
2. El ginecólogo ya no te realizará una citología cada dos años sino que la hará tu matrona y cada tres años.
3. El ginecólogo ya no te realizará ninguna ecografía.
4. Si no eres consumidora de ningún tipo de anticonceptivo (oral o no), el ginecólogo te dará el alta y no volverá a verte.

Como podéis imaginar no son estas las palabras que usan para explicar el mencionado programa. Según la Real Academia Española (RAE), precoz es, y cito textualmente, «que se realiza en las etapas tempranas de una enfermedad o un proceso orgánico». Dicho esto, mi pregunta es: ¿cómo pueden diagnosticarte algo de forma precoz si nadie lo busca hasta los 50 años y si las exploraciones se efectúan pasados periodos de tiempo tan amplios (2 o 3 años)? Pienso en todas las mujeres de mi entorno que están pasando por un cáncer de mama (lamentablemente cada vez más y más jóvenes) y el uso del término precoz me parece un insulto y una falta de respeto hacia ellas en particular y hacia todas las mujeres en general.

Y Noelia solo cuenta la realidad. Este es el folleto que se les proporciona a las ususrias sanas que demandan un revisión preventiva



Lo sorprendente es que en este caso la información se la hayan proporcionado en la consulta de Gine. Yo acostumbro a proporcionarles la información, pero visto que lo hacen muy bien en la consulta de Gine me lo voy a replantear, sobre todo por lo que supone de reactividad por parte de las usuarias, que como Noelia, están indignadas y enfadadas en grados superlativos y que en ocasiones deciden que quien debe pagar el pato es justo el mensajero de esta información tan frustrante, tan lejana de sus expectativas y que lejos de tranquilizarlas las llena de miedos (infundados).

¿Cual suele ser la consecuencia más habitual de esta situación? Pues no nos engañemos. Las que tienen recursos económicos se van a una consulta de Gine privada donde no solo les harán la ecografía, la mamografía, la citología,  sino que le aplicaran el pack completo con una densitometría y por supuesto una vitamina D (esta que no falte que está tan de moda que si no sabes como la tienes eres una don nadie). 

Las que no tengan recursos para ello, rumiaran su indignación y su enfado.

Una clara confirmación de como se instaura la ley de los cuidados inversos

Y me pregunto yo que si no sería conveniente, incluso necesario, que, quien corresponda, se tomara en serio realizar una campaña de pedagogía institucional para que Noelia entendiera que las razones, por las que no le hacen lo que no le hacen, no son económicas ni por recortes presupuestarios sino que están basadas en criterios epidemiológicos rotundos y contrastados.

La respuesta a Noelia se ha limitado a la que le ha tocado elaborar a mi buen amigo Dani Andía, como jefe de Servicio de Ginecología de la OSI Bilbao Basurto : 

En respuesta a la carta publicada por Noelia (Bilbao) el pasado día 27 de septiembre quería aclarar varias cosas.

El concepto de revisión ginecológica anual es un concepto que no tiene cabida en la medicina actual, ya que en estos momentos sólo existen 2 pruebas ginecológicas que han demostrado utilidad en la detección de enfermedades:

• La Mamografía, recomendada entre los 50 y 69 años, con una periodicidad bienal (Salvo en pacientes de riesgo).

• La citología y en la actualidad la determinación del Virus del Papiloma Humano (VPH) que han demostrado que disminuye la mortalidad por cáncer de cuello uterino. Otras herramientas como la exploración ginecológica, mamaria o la ecografía vaginal, no han demostrado utilidad.

Osakidetza da respuesta sanitaria de alta calidad y fruto de ello es el inicio, en 2017-18, del programa de cribado de cáncer de cuello uterino basado en las recomendaciones europeas más actuales.

Consiste en realizar una citología cada 3 años entre los 25 y los 34 años y una detección de VPH cada 5 años entre los 35 y los 64 años. Lo realiza la matrona en los Centros de Salud. El ginecólogo será el responsable de manejar las alteraciones en las pruebas de cribado.

Todos nuestros esfuerzos y conocimientos los orientamos hacia procedimientos validados y que hayan demostrado su utilidad en la mejora de la salud, en este caso, de la mujer.

Sinceramente ¿alguien cree que Noelia (y todas las Noelias) se han quedado tranquilas y relajadas con la respuesta? Me temo que no y que lejos de convencer nos limitamos a informar desde una atalaya y con un lenguaje lejano y poco motivador.

Los resultados serán el mantenimiento y el refuerzo de la situación actual. Las mujeres con recursos sometidas a un exceso de pruebas sin sentido y las que no los tienen sometidas a un cabreo creciente y fácilmente manipulable.

Mientras, los responsables de la pedagogía institucional planteándose el tema, que las prisas son malas consejeras 

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