Un día cualquiera, se reciben alrededor de medio millar de llamadas al servicio telefónico de urgencias y emergencias de Bizkaia. El departamento ha hecho denodados esfuerzos por ordenar y clasificar todas esas llamadas y ha establecido unos ‘protocolos’ de actuación con el fin de intentar poner un poco de orden en ese caos que es el servicio que soporta el número de teléfono donde usted y cientos más, llaman y llaman cada día porque necesitan ayuda o consejo.
Y hay llamadas porque uno no recuerda el nombre o la dosis del medicamento que tiene que tomar, porque se ha caído, porque está de parto, porque ha visto un OVNI o porque le está dando un infarto... La medicina de hoy es muy compleja y las demandas de la sociedad muchas y variadas. Así que está muy de moda ‘aplicar el protocolo’.
Una de esas cientos de llamadas de la semana pasada era porque «un niño de 11 años tenía pirrilera». Quien atendió esa llamada es madre y sanitaria en Osakidetza. Con decenas de años de asistencia en emergencias y miles de consultas telefónicas a sus espaldas. Así que, habló con el demandante y decidió movilizar una Unidad de Soporte Vital Avanzado (UVI móvil) para atender esa demanda. Y lo hizo ‘motu propio’.
Porque, estimado lector, no hay ningún protocolo ni aquí, ni en ninguna parte del mundo, que sugiera una UVI móvil para una diarrea infantil. Ninguno. El equipo que recibió el aviso fue, asimismo, un equipo bregado en mil y una emergencias . Y por eso tardó tres minutos en presentarse en el lugar, y subió cuarenta kilos de material médico de emergencias hasta el domicilio.
A la llegada se encontró con un panorama desolador. Un niño de 11 años sin ningún antecedente ni sospecha de enfermedad previa, se debatía entre la vida y la muerte. En unos instantes, todo el saber y toda la experiencia de ese equipo cristalizó. Y consiguió revertir, con la ayuda de otra ambulancia de soporte vital básico (SVB) que acudió en su auxilio la situación de parada cardiorespiratoria. Cinco titanes que consiguieron que ese niño volviera a la vida. Una vida, sin embargo, pendiente de un hilo.
En 10 minutos estaban en el Hospital de Cruces, donde el jefe de la Urgencia Pediátrica esperaba en la puerta. Recibió al equipo y lo acompañó por un intrincado laberinto de pasillos hasta el Box de Reanimación Pediátrica, donde espera todo otro equipo de titanes que consiguió devolver la vida una vez más al pequeño, que sufrió una segunda parada cardíaca allí mismo.
Como ya ha pasado otras muchas veces, decenas de trabajadores, indoblegables, fueron capaces de brindar una respuesta eficiente y eficaz que ha devuelto la vida a un niño, que esperemos se recupere.
Gracias a todos.
El Correo 5/12/2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario