lunes, 24 de octubre de 2016

Osakidetza: ¿está medio llena o medio vacía? ¿o se está llenando? ¿o se está vaciando?


No es habitual que el Consejero salga a responder en público a unas criticas de una sindicalista en un medio de comunicación (Diario GARA). Pero en esta ocasión lo ha hecho. Ambas visiones ponen el acento en el medio vacío o en el medio lleno. 

Me gusta que los responsables no usen el silencio como respuesta, que se mojen, que aporten sus visiones y sus datos. 

Luego cada uno sacará sus conclusiones. Alabará o criticará los argumentos esgrimidos y al final se posicionará con alguna de las posturas. ¡O no! Porque un servidor, en esta ocasión, se inclina por verlo medio lleno (no sabéis el frío que hace fuera de Osakidetza) pero al tiempo reivindica la critica constructiva para seguir llenando el vaso. Si no fuera así no tendría sentido este blog. Así que además del medio lleno o medio vacío habrá que incluir el "se está llenando"

PODER SALUDABLE

Si la legislatura de Patxi López y Rafael Bengoa en Osakidetza se nos hizo larga, la de Iñigo Urkullu y Jon Darpón no ha sido menos. Los últimos cuatro años han sido una continuación de los anteriores aunque cambiaran los trajeados protagonistas: Freire (PSE), Azkuna (PNV), Inclán (PNV), Bengoa (PSE) y Darpón (PNV). Eso sí, con una campaña de imagen que más de alguna empresa multinacional envidiaría.

Mientras, a las y los usuarios, trabajadores y trabajadoras de Osakidetza nos ha resultado difícil comprender cómo un servicio de salud tan pretendidamente brillante fallaba sin embargo en el día a día, en su organización, en su equidad, en su accesibilidad.

Es cierto que en Osakidetza no se ha llegado al nivel de otros servicios de salud del Estado gestionados por el PP. Aunque resulta reconfortante compararse con la situación de los que están al borde del desastre, esto no mejora la propia y, a menudo, impide que se detecten los problemas y se tomen las medidas para solucionarlos.

En Osakidetza, sin grandes quiebros ni medidas dramáticas, se va perfilando un sistema sanitario que se ajusta a los raquíticos servicios públicos que interesan a los poderes económicos. Va calando en la opinión pública la idea de que en salud, también gastamos por encima de nuestras posibilidades y de que no es posible seguir atendiendo cada vez a más personas con mayores necesidades de salud.

Habría que explicar con todos los datos sobre la mesa si en una sociedad económica y socialmente avanzada como la vasca, un elemento fundamental de reparto de la riqueza como es la atención a la salud, merece o no un esfuerzo para el interés común.

Pero nos encontramos con la primera constante de la acción política de Darpón y sus antecesores: la imposible participación de la sociedad.

Es cierto que en el Parlamento de Gasteiz se debaten a menudo temas relacionados con Osakidetza, incluso a veces, se da voz a asociaciones de personas afectadas y organizaciones sindicales. Pero no existen marcos reales de participación y los usuarios y usuarias deben conformarse con la encuesta de satisfacción anual.

Muchas personas usuarias perciben problemas en la asistencia, aunque esos problemas no se traduzcan en quejas formales. Aunque las hubiera, difícilmente las conoceríamos porque otra constante que se confirma en el tiempo es la falta de transparencia. Y esta falta de transparencia ha llegado a su máximo con la creación de las Unidades de Gestión Clínica; pequeñas empresas con gestión y financiación propia dentro de los hospitales y los centros de salud que sirven, no solo para mejorar el acceso de las multinacionales, sino también para hacer mucho más complicado el control externo del gasto y la gestión.

Mientras, el sistema socio-sanitario está al borde del colapso en residencias públicas con listas de espera más prolongadas que la esperanza de vida de muchas y muchos solicitantes y una atención a la dependencia cada vez más reducida. La sociedad puede mirarse en el espejo de un futuro incierto si no se prepara para la atención y el cuidado de personas mayores en un corto plazo de tiempo y sin embrago, no parece una prioridad de los gestores de lo público.

Como en la legislatura anterior, la plantilla de Osakidetza ha sido también víctima de los ajustes presupuestarios. La amenaza de Bengoa de «hacer más con menos» ha seguido vigente con Darpón. Sin sustituciones, con cargas de trabajo en crecimiento constante y una media de edad cada vez más crítica, el sistema funciona demasiado a menudo a base de buena voluntad y responsabilidad ética; mientras las condiciones de trabajo se han ido precarizando de manera unilateral por las direcciones arrebatando a todas las trabajadoras el derecho a negociar colectivamente.

Ningún responsable político disiente en los lemas de la universalidad, la equidad y el carácter público de Osakidetza. Pero la concreción de estos principios no es materia de discusión política y así difícilmente se garantizan los derechos sociales.

Desgraciadamente nos vamos acostumbrando a los hechos consumados, en un momento político y social donde la confrontación sobrevive a duras penas y sin embargo, en todos los ámbitos, solo el empoderamiento social podrá cambiar la realidad y construir sistemas de servicios públicos que de verdad garanticen la salud, la atención digna a la enfermedad y la vida digna de cada persona.

Es responsabilidad de todos y todas, pero de una manera especial de todos y todas quienes trabajamos en el sistema público de salud, abrir nuestros centros a la ciudadanía, compartiendo con ella nuestras preocupaciones y reivindicaciones, trabajando bien y responsablemente, pero exigiendo condiciones dignas para trabajar y cuidar de los y las pacientes.

Tal vez sea el momento de cambiar el rumbo de Osakidetza y convertir el sistema vasco de salud en un motor de democratización y transformación social. Todo un reto.


MATI ITURRALDE MILITANTE DE LAB-OSAKIDETZA


EL SISTEMA SANITARIO DE EUSKADI

Recientemente una militante de LAB, trabajadora en Osakidetza, firmaba un artículo titulado “Poder saludable” en este medio. Vaya por delante que, como responsable político y como ciudadano, no sólo respeto la crítica y las opiniones diversas, sino que las considero la quintaesencia de una sociedad democrática, como la vasca. Pero dado que debatir es además de democrático muy saludable, me gustaría contrastar con datos y hechos algunas de las opiniones reflejadas.

Que la sociedad vasca goza de buena salud es un hecho demostrado y así lo corroboran tanto informes de organismos internacionales como nuestros resultados en los indicadores de salud habituales. Y aunque es cierto que estos resultados no dependen en exclusiva del sistema sanitario, sin su importante contribución serían imposibles de alcanzar.

El actual sistema sanitario público vasco se configuró en 1983, con la creación por ley de Osakidetza, y está basado en una adecuada combinación de profesionales competentes y comprometidos, infraestructuras y tecnología, junto a una planificación y financiación adecuadas y sostenidas en el tiempo.

Todas las personas que cada día reciben atención en Osakidetza, y son miles, acuden en la confianza de recibir un buen servicio. Cualquier empresa u organización tiene margen de mejora y Osakidetza no es una excepción, pero la calidad y el prestigio alcanzados están avalados por datos contrastables.

El Gobierno Vasco invierte en el Departamento de Salud un tercio de su presupuesto. Este año esta cifra ha superado los 3.427 millones de euros, siendo el mayor presupuesto por persona del Estado y situando a Euskadi en la media de gasto público en salud de la Unión Europea. Osakidetza cuenta con una plantilla estructural de 26.400 trabajadores y trabajadoras, a los que hay que añadir otros trabajadores y trabajadoras para necesidades temporales y también los de las empresas de servicios contratadas. A lo largo de la legislatura finalizada se ha incrementado tanto la plantilla estructural como la contratación temporal. En definitiva más empleo público de calidad; algo que en las circunstancias actuales han podido permitirse muy pocas organizaciones. Las condiciones laborales de Osakidetza son conocidas y se pueden comparar por categorías con las de cualquier empresa de cualquier sector, de la administración pública o de la empresa privada, de Euskadi o del resto de Comunidades Autónomas. En cualquier comparativa estaremos en una posición más que aceptable.

Un sistema sanitario en el que la accesibilidad y la equidad son una de sus principales fortalezas. Y así, disponemos de un centro de salud o consultorio en cada barrio y en cada pueblo (319 centros de salud); de una red hospitalaria (16 hospitales) donde nadie vive a una distancia superior a una hora de su hospital de referencia; de una red de salud mental comunitaria amplia y bien distribuida (46 centros de salud mental); de una red de farmacias en régimen concertado muy accesible (830 farmacias). Disponemos también de historia clínica y receta electrónica en cada punto de atención sanitaria, incluidas las farmacias, 24 horas al día todos los días del año, y en proceso de extensión a los centros sociales y sociosanitarios; de un modelo de atención integrada que engloba la atención primaria y los hospitales y que persigue una mejor coordinación paulatina con los servicios sociales. Todo ello además, con uno de los menores copagos de la Unión Europea por la utilización de los servicios.

Un sistema sanitario que pese a la crisis económica, la deuda pública y la menor disponibilidad de recursos económicos del Gobierno, ha continuado incrementando la inversión. Durante la legislatura finalizada se han abierto 10 centros de salud y 9 consultorios: también se ha puesto en funcionamiento el hospital de Urduliz y se han renovado equipamientos, destacando 3 aceleradores lineales, 2 angiógrafos, 4 escáneres y 5 resonancias.

Afirma el artículo de la Sra. Iturralde que nos comparamos con sistemas de salud peores que el nuestro. No es cierto. Nos comparamos con los sistemas de salud de nuestro entorno, y siempre Osakidetza obtiene un puesto destacado. Pero estamos abiertos al debate y por eso le pregunto: ¿Con que modelo sanitario quiere usted compararnos y en qué indicadores de salud?. Tiene usted disponible en internet, por ejemplo, los informes "Health at a glance 2015: OECD indicators" de la OCDE o "World Health Statistics 2016: Monitoring health for the Sustainable Development Goals" de la OMS que ilustran con datos esta posición destacada del Sistema Sanitario Público Vasco.

Desde una visión objetiva no se puede sostener, como usted afirma, que Osakidetza es un servicio público raquítico. Es una opinión poco fundamentada y basada más en intereses sindicales o políticos que en elementos o factores reales. El Gobierno Vasco puede afirmar con rotundidad y orgullo que Osakidetza se mantiene como un servicio de salud de calidad y que ha dispuesto de una financiación suficiente. Esto ha sido posible gracias a las pautas marcadas por el Gobierno del lehendakari Urkullu.

Refiere también en su artículo que las condiciones de trabajo de Osakidetza son precarias, pero creo que esa es una apreciación que no compartirían la mayoría de los trabajadores de cualquier sector. Las condiciones de trabajo en Osakidetza son equivalentes a las del resto de la administración pública dependiente del Gobierno Vasco, mejores que las de los trabajadores públicos del resto de Comunidades Autónomas, y que las de la mayoría de los trabajadores de cualquier otro sector. La prueba es que en cada OPE se presentan una media de 50 personas por plaza convocada.

Comparto con usted plenamente la idea de que son la responsabilidad y el buen hacer de los y las profesionales, uno de los factores determinantes de la calidad del servicio, a los que habría que añadir la adecuada planificación y financiación a lo largo del tiempo de Osakidetza.

Por último resalta también en su artículo que «Ningún responsable político disiente en los lemas de la universalidad, la equidad y el carácter público de Osakidetza. Pero la concreción de estos principios no es materia de discusión política, y así difícilmente se garantizan los derechos sociales». No lo comparto. En las actas de las sesiones del Parlamento Vasco se puede comprobar que el Sistema Sanitario ha sido objeto de múltiples debates en los que no solo han participado responsables políticos, sino también han comparecido profesionales, sindicatos, asociaciones de pacientes, etc. Usted, señora Iturralde, en calidad de exparlamentaria vasca debería de conocer los trabajos que desarrolla la Cámara. Pero parece que de lo que se queja no es tanto de falta de debate político y social, como de falta de aceptación de los postulados sindicales que usted defiende.

Aun así, es obvio que hay cosas mejorables; faltaría más. Pero es de justicia reconocer que Osakidetza es un buen servicio de salud, utilizado diariamente por miles de vascos y vascas, un servicio de prestigio que ha contribuido de manera notable al bienestar y la calidad de vida de quienes vivimos en Euskadi.

Mantener y mejorar Osakidetza, es la tarea que tenemos por delante, y en ese debate constructivo nos encontrará siempre. Solo así, trabajando juntos, seremos capaces de seguir construyendo un sistema de salud cada vez mejor y a la altura de la sociedad vasca.


JON DARPÓN CONSEJERO DE SALUD DEL GOBIERNO VASCO

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