Parece que ya tenemos un consenso en el Parlamento Vasco en torno a la Ley de Garantía de los Derechos y la Dignidad de las Personas en el proceso final de su vida.
No me la conozco en profundidad pero por los retazos que voy recibiendo creo que se trata de una Ley que va a mejorar muchos aspectos de la atención a los pacientes en esta época del ciclo vital.
Por ello me congratulo al ver que los deseos de muchos compañeros paliativistas están alcanzando la realidad pero como siempre pasa, una cosa es la ley y otra su aplicación práctica en el día a día. Como bien apunta el Dr Bátiz : "Que se respeten sus derechos (del paciente), se tenga en cuenta a su familia, sea atendido por profesionales formados y que las instituciones sanitarias faciliten los recursos necesarios para que todo esto se lleve a cabo y será muy oportuna (la ley) si, en vez de considerar el acceso a los cuidados paliativos como un privilegio, las autoridades sanitarias garantizan el derecho reconocido para todos los ciudadanos del País Vasco que necesiten una atención de calidad con los recursos adecuados".
Aporta definición y seguridad para todos y capacidad de elección para los pacientes aunque, de hecho, la mayoría de los temas que aborda ya están recogidos en otros textos legales como la Ley de Autonomía del Paciente, en la declaración de las Voluntades Anticipadas o en el propio Código de Deontología.
Pero esta satisfacción no es óbice para comentar algunos aspectos que se han quedado en el camino.
EH Bildu, en un alarde de "donde dije digo, digo Diego", ha reculado en sus propuestas iniciales y ha retirado aquellos aspectos que generaban polémica ("el intento de incluir la regulación de la eutanasia y el suicidio asistido ha provocado que las cocinas legislativas hiervan en busca de un acuerdo. Al final, y con la retirada de esos puntos, el entendimiento ha llegado"). Se han comportado como unos verdaderos conservadores ya que al menos, aunque no se lograra avanzar en ciertos temas, se podía haber propiciado un debate social. Pero lo cierto, y lo triste, es que el debate social se ha quedado para mejor ocasión.
Y lo que tiene la política. Se acaban creyendo sus propias contradicciones como si fuera una nueva verdad
Son capaces de decir: "La nueva norma blindará, según Rebeka Ubera, la capacidad de decisión del paciente porque parte de un principio básico: «El respeto máximo a la voluntad de la persona en la etapa final de su vida»".
Pues no Sra Ubera, respetar, lo que se dice respetar, solamente se respetan las opciones del paciente que están dentro de la norma social aceptada a día de hoy (la ley) y que ustedes han decidido darle continuidad. Otra cosa es humo de incensario.
Parece evidente que nuestra sociedad no está aun madura para plantear ciertos debates a diferencia de otras no tan lejanas geográficamente y que sus representantes políticos prefieren evitar confrontaciones. Todo muy correcto y legítimo pero llamemos a las cosas por su nombre.
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