El pasado martes, el Departamento de Salud y Osakidetza ha presentado en sociedad una nueva App. Como uno es partidario de estas iniciativas no puede más que estar muy contento y satisfecho. Y máxime cuando la App en cuestión está enfocada a la población general para que sepan reaccionar y no permanezcan como espectadores ante una parada cardiorespiratoria.
La App es muy sencilla y tiene algunas novedades importantes. La detección, por geolocalización, de los DEA próximos a donde se encuentra el teléfono es uno de ellos. Otro es el marcador del ritmo de las compresiones: han optado por evitar las famosas canciones (Stayin´Alive, Like a pill o la Macarena) para sustituirlo por un pitido rítmico que va a una frecuencia ligeramente superior a los 100 por minuto (aunque da la impresión que se embala como un poseso).
Bien. Ya tenemos la App. ¿Y ahora qué? ¿Cómo la difundimos? ¿ Cómo conseguimos que la gente se baje la aplicación, se lea la parte formativa y esté dispuesta a ser un testigo activo?
La labor no es fácil. Diría que muy difícil. Pero es inútil el esfuerzo si no hay pensada una estrategia clara de difusión. ¿la hay?
Y por eso insisto en que las buenas ideas como esta tienen que tener un respaldo a través de otros medios. Como la tele por ejemplo. Y por supuesto tiene que estar la información en todos los festejos de Euskadi de este verano. Entre kalimotxo y bailables. Hay que difundirla en todas la txoznas, en todas las comparsas.
De lo que se trata ahora es de que todos los ciudadanos de este país nos concienciemos de que ser testigo de una parada cardiorespiratoria nos obliga a actuar y que para ello es bueno leerse la parte de formación de esta App.
Todos tenemos que poner nuestro granito de arena. Yo asumo el mío
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