Recientemente, mi aita estuvo ingresado en la séptima planta del Hospital de Galdakano. Fueron duros momentos para toda la familia. Pero no puedo olvidarme del magnífico trato recibido por las enfermeras, siempre afectuosas. Por esto, solo tengo palabras de agradecimiento para todo el personal y sobre todo para el Dr Mayo. Su trabajo sobrepasó los límites de la medicina para llegar al ámbito personal.
IZASKUN SAEZ URIONDO (El Correo 12/11/15)
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