jueves, 10 de septiembre de 2015

Que el éxito no nos confunda


Este año somos los "number one" de ranking. Los Jefes de las altas esferas están que se salen. Un baño de autoestima y de reafirmación en "lo estamos haciendo de puta madre ". Y ya se sabe que esto en general es bueno para unos y una gran putada para otros.



¿A ver ahora quién es el guapo que es capaz de poner encima de la mesa un área de mejora, un déficit palpable, notable y sentido por casi todos, de aportar una crítica constructiva, o simplemente de no sumarse a la loa generalizada?

Ya se sabe que quienes lo hagan formarán parte de esos grupúsculos de eternos insatisfechos, "pepitos grillos", protestones profesionales (a la par que vagos redomados con impresentables curriculums y pésimas calificaciones, les midas como les midas)

Pero ya se sabe que un ranking no es más que un listado numérico que implica una jerarquía. El 1 está por encima del 2 y este por encima del 3 etc etc. ¿Pero implica que el "number one" sea sinónimo de excelencia, de ser la pera limonera, de ser el sursum corda, de ser el no va más en bicicleta? Ya lo dice la sabiduría popular: "en casa del ciego el tuerto es el rey"

Que esta alegría por el reconocimiento alcanzado no nos confunda como la noche confunde a Dinio. La mejor manera, no solo de perseverar en esa privilegiada posición, sino de mejorar, que es lo que de verdad debe importar, es conservar la capacidad de autocrítica, de estar atentos a lo que pasa, de practicar la escucha activa, de liderar con liderazgo y no mandando, de implicar a los trabajadores, de comunicar como los ángeles, de explicar las cosas hasta la saciedad, de tener rumbos claros, de no incurrir en contradicciones, de obviar la prepotencia ....

Así que felicidades a todos porque todos habremos contribuido a ello, y además de verdad, y para celebrarlo el "padre superior" os va a dar un día de vacación que se añadirán a los días canosos y moscosos que nos van a devolver. Yo, es que con un par de cervezas (que me he tomado para celebrar el galardón) me suelto enseguida a pedir, que el "no" ya lo tenemos y por pedir que no quede.

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